Paraguay quiere otra final

La selección paraguaya nunca deja de sorprender en Sudamérica. El equipo dirigido por Eduardo Berizzo juega fiel a su identidad: con bastante intensidad y un fútbol de total fortaleza física, especialmente en el juego aéreo. Pero si hay algo que ha mejorado un poco más el técnico argentino, es buscar un juego más asociado en ofensiva, con más volumen, para tener mayor poderío en ese último sector de la cancha.

Actualmente en las eliminatorias, Paraguay  era el tercer equipo invicto (Brasil y Argentina los otros dos) después de 4 partidos, con 6 goles anotados y 5 encajados. Los guaranís tienen 1 victoria y 3 empates, demostrando lo complicado que siempre ha sido este equipo.

En fase defensiva, los paraguayos se paran en un 4-5-1 con los extremos retrocediendo a la línea de los mediocampistas, buscando tapar los avances contrarios por las bandas, adaptándose al juego del equipo contrario. De esta manera, con los internos buscan también generar mayor volumen en el sector medio de la cancha para evitar ese juego progresivo de los rivales.

Cuando van al ataque, dependiendo de la situación, los extremos se cierran para darle más amplitud al equipo con la salida de los laterales, pasando a un 4-3-3.

Cuando Paraguay busca crear jugadas, son muy versátiles a la hora de mezclar la subida de los laterales con los extremos. Entre ellos pueden estar más abiertos y otros entrar como unos internos más dependiendo de la situación de la jugada.

En esa captura se muestra la cantidad de jugadores que logra sumar Paraguay con un juego asociativo y dando un pase hacia atrás para anotar el gol. Giménez y Villasanti (internos) entran al área rival como si fuesen delanteros, en solitario gracias a un despiste de los rivales, y logran conseguir volumen en ese sector y así desordenar a la defensa contraria.

El equipo, una vez en fase ofensiva, logra desplegar a todos sus jugadores en ofensiva para crear conexiones de juego y mucho juego asociativo, logrando pisar el área rival hasta con cinco jugadores, en el caso de esta jugada.

JUGADOR CLAVE

Miguel Almirón, el actual mediocampista del Newcastle United, es uno de los jugadores más claves de esta selección. El gran sacrificio, la inteligencia y creación de las jugadas hacen de este jugador una de las piezas claves en este equipo.

Almirón promedia un 82% de pases completados por eliminatorias, con un 75% de efectividad de pases en campo contrario. Promedia 53.3 toques y 0.7 pases claves por partido, a pesar de no acumular goles ni asistencias. Sin embargo, el jugador de 27 años tiene un gran sacrificio y ayuda en las salidas y despliegues de su equipo.

De igual manera, ese sacrificio también se ve reflejado cuando el equipo está en fase defensiva. Almirón registra 4 entradas por partido y una intercepción, además de un 70% de duelos totales ganados. Aporta en todos los sectores de la cancha para recuperar y crear.

Paraguay tiene que conseguir asociarse con más presencia en ofensiva. En defensa, el equipo tiene mucho sacrificio e intensidad, lo cual es algo típico en esta selección. En fase ofensiva es donde los paraguayos tienen que poner sus fichas.

Darle más protagonismo y libertad  a jugadores como Almirón y Villasanti, puede crear más opciones en campo rival, ya que son jugadores creativos que pueden buscar y abrir los espacios necesarios para hacer daño. Paraguay puede ser un equipo que logre complicar a las selecciones más potentes en esta Copa América, y pueden conseguir otra final tras la disputada en el año 2011.

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