La actualidad política venezolana pasó factura a su equipo nacional, que en la pasada Fecha FIFA, revolucionaron las redes sociales por posar con un funcionario del “autoproclamado” presidente Juan Guaidó en una cena que se realizó en Madrid, España, y la misma pudo significar la salida de su entrenador Rafael Dudamel, pues la Federación Venezolana de Fútbol está alineada con el actual régimen que gobierna a la nación sudamericana.
Dudamel estuvo a punto de irse. Su postura política casi pone en vilo la continuidad de su proyecto deportivo, en Venezuela pesa más el escenario político que el deportivo, más aún con dos meses de incertidumbre, pues aún el desenlace de la situación no va a un buen término.
Tras la apabullante victoria ante Argentina (3-1), el estratega anunció que pondría su cargo a la orden que la federación de dicho país decidiera su futuro. En La FVF, el chavismo tiene sus intereses, ya que uno de sus directivos es un ministro del gabinete de Nicolás Maduro.
Esto sin duda politiza la función del ente deportivo que rige el balompié venezolano bajo los intereses político-partidistas de Maduro y no en función del objetivo principal del equipo vinotinto, que es lograr el objetivo de clasificar al Mundial de Catar dentro de tres años.
Esta presión extradeportiva pone presión a la gestión de Dudamel en la Vinotinto ya que el entrenador no tendría libertad deportiva ni mucho menos política para ir moldeando su gestión dentro de la propia FVF. El propio entrenador quiso deslastrarse de ese escenario y puso su cargo a la orden, muchos pensaron que el ente que rige los destinos del balompié en Venezuela aceptaría su renuncia, pero por el bien del equipo nacional, ambas partes entraron en razón y prefirieron seguir trabajando en conjunto para jugar en Catar.
Manolo Portillo / Twitter / InstagramEn Venezuela la parcialización política afecta al fútbol